"Soñé que podía comprar el camino al cielo", reza la descripción en Twitter de Gabrielle Joseph. Desde fuera podría decirse que esta chica galesa de 16 años estaba prácticamente en él: de desencajante belleza, quería ser una top model de mayor y no iba nada desencaminada. Ya había empezado a posar para una tienda de su país y, sobre el papel, las cosas parecían irle bien. Pero precisamente, su vida terminó trágicamente por sentirse rechazada. Una tarde de abril había quedado para ir al cine con un chico. Recibió un mensaje cancelando la cita y, sintiéndose poco deseada, decidió tirarse frente a un tren en marcha.
Se conoce este inquietante nivel de detalle porque Gabrielle, usuaria ávida de las redes sociales, lo contó todo por Facebook antes de quitarse la vida.
Escribió un mensaje que ocupaba unas tres páginas. Explicaba que estaba tan dolida porque la hubiesen plantado que había decidido matarse. Y, efectivamente, una hora después de su publicación, murió. Habían pasado 75 minutos desde que recibió el mensaje del chico.
De repente ya no contó nada su actitud "alegre y extrovertida" con la que luego la describiría su familia, ni lo bien que le iban los estudios, ni sus dos trabajos a tiempo parcial, entre ellos posar, como era su sueño, para la tienda de ropa británica Hollister. Tampoco pareció tener en cuenta el lema que había escrito en su página web: "Para ser irremplazable, tienes que ser diferente".
Su historia se ha conocido ahora que está terminando la investigación judicial: hacía pocos díashabía sido nombrada imagen de la semana por la revista Digital Photographer, y en Hollister se la percibía como "una chica feliz, fiestera. Era absolutamente adorable", como explicó una compañera suya. Pero ese día de abril su padre, Terry, la vio pálida y desconcertada.
Acababa de recibir el inocente mensaje de ese chico del que nada se sabe explicando que mejor cancelaban su encuentro en el cine. Eran las ocho y cuarto de la tarde. Ella volcó sus intenciones en el fatídico mensaje de Facebook que acaba de ser leído por la policía. Se desconoce su contenido, pero según el forense Philip Rogers, "La última parte del texto es una clara indicación de que va a quitarse su propia vida".
Así fue. Quizá porque el mensaje era demasiado largo como para ser leído de inmediato en una red social tan vertiginosa o porque nadie le dio importancia, nadie hizo nada para impedir que saliera en dirección a la estación y se plantara en las vías según pasaba el tren con destino Cardiff. Murió de las heridas poco después.Se ha concluido, pues, que su trágica muerte fue un suicidio y no un accidente ni un asesinato. Han sido casi nueve meses de investigación, pero el consuelo para su familia es muy pequeño. "Era la chica más bella del mundo, por dentro y por fuera", explicó su compungida madre en abril. "Nada va a aliviar el dolor que siente esta familia. No se lo deseamos a nadie".
Según ha expresado la familia tras oír la confirmación del suicidio: "Hemos recibido una cantidad abrumadora de apoyo de nuestros familiares y amigos y por ello les estaremos eternamente agradecidos. Estamos intentando seguir adelante de forma positiva llamando la atención al triste hecho del sucidio de los jóvenes y el impacto que tiene en la gente a la que dejan atrás. Nos gustaría urgir a la gente joven a que compartan sus problemas hablándolos con alguien de confianza. No hay problemas insuperables y siempre hay ayuda disponible".
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